La presidencia de la mesa directiva del Congreso de la Ciudad de México, a cargo de Martha Avila se vio lenta, muy lenta, en lo que es la madre de todas las reformas, misma que desde el 5 de febrero envió el presidente Andrés Manuel López Obrador al Honorable Congreso de la Unión.
Ya instalado el Congreso Federal; empezando por la Cámara de Diputados Federal, en donde Ricardo Monreal Avila hecho toda la carne al asador; tan lueguito como la Cámara de Senadores, con los buenos oficios de Adán Augusto López Hernández, líder de la Jucopo y de Gerardo Fernández Noroña, presidente de la mesa Directiva sacaron adelante dicha Reforma, una veintena de congreso de los estados dio su visto bueno.
Cuando todo estaba cocinado en provincia, en entidades que se hayan a cientos de kilómetros de la Ciudad de México, apenas se supo que el Congreso del antiguo Distrito Federal se pronunció, ¡Por el Sí!… ¡Tarde, muy tarde!
Martha Ávila, hizo que la ciudad que iba avanzando y caminando se quede rezagada. Qué alguien le diga que es el centro de los Poderes de la Unión, y sobre todo que es la ciudad del Presidente de la República y de la próxima Presidenta. Tache para la Tercera Legislatura, empiezan tarde, después que 17 Congresos la aprobaron, ¡¡¡¡ellos apenas están convocando!!!!